martes, 3 de abril de 2007

DOS POSIBLES versión 1.0

Cuando se escribe sobre el principio no se suele escribir desde el principio. La mayoría de veces ya se conoce un final (si esto es posible) o, al menos, un cierto devenir (un trayecto) que ha llevado al que escribe o los que escriben hasta el momento del acto, su hic et nunc.
En apariencia, la mejor opción es adoptar una actitud de olvido respecto a lo ya acontecido. Un intento de escribir el principio desde el principio y hacer pasar lo que ya se sabe al trastero de la mente, hacer pose de no saber pensando que así, ese principio aparecerá por si solo, sin ordenaciones ni teleologías hechas a posteriori. Pero esto es una impostura. En seguida esta forma se revela como peligrosa: se cae en las mismas valoraciones a posteriori sin ser consciente de ellas. No es que no se pueda comenzar los discursos por un principio cronológico, a fin de cuentas, reservarse información respecto a lo que sigue temporalmente es un recurso narrativo que en general funciona bastante bien.
Hay, simplemente, que adoptar una actitud crítica, saber que se habla de aquello desde aquí. Y quizás finalmente, y partiendo de lo anterior, se abra un tercer paso: hablar de aquello desde allí en un regreso a la primera opción habiendo pasado por la segunda.
No quiero entrar ahora más profundamente en estas consideraciones, sobretodo teniendo en cuenta, desde el principio (!), que todavía no sé de cual de los dos temas que tengo en mente va a tratar mi reflexión. No puedo hacer aquí más que plantearlos esperando que, al acabar, al verlos desarrollados y ver las posibilidades de cada uno, pueda elegir tranquilamente, sin miedo a arrepentirme luego (como si fuera posible no tener miedo a eso).
Estos son los dos posibles.

El primero tiene que ver con el texto que precede. O mejor, el texto, que en un principio se refería al planteamiento de mi duda cuando ésta ya está bastante resuelta, tiene que ver con el primero de los posibles. En los días posteriores a que se propusiera en clase el proyecto de reflexión sobre el archivo le estuve dando vueltas a dos propuestas audiovisuales. Una era Toute la memoire du monde de Alain Resnais por el paralelismo que propone entre el cerebro humano y un archivo concreto: la Bibliotheque national, presentada entre el laberinto clásico y el rizoma. La otra era las Histoire(s) du cinema de Godard en la que se proponía una nueva forma del discurso histórico, en concreto sobre el cine. Todo tenía relación con la memoria y me daba la impresión que mi interés parecía dirigirse hacia esa relación entre historia, cine y memoria.
Días más tarde visité la exposición That’s not entertainment! en el CCCB. El cine responde al cine rezaba el subtítulo de la exposición. Parecía que allí encontraría alguna idea para concretar mi trabajo de reflexión sobre el archivo. Y aunque a primera vista lo único que hice fue aumentar los ejemplos, a medio plazo resultó bastante útil (sospecho que fue útil tanto para mí como para mi compañero Javier Mateos que se centrará sobre el realizador de found footage films Craig Baldwin y una posible relación con el situacionismo: http://esteticaimagenmateos.blog.com).

Aumenté los ejemplos sobretodo con Film Ist de G. Deutsch, Alone. Life Wastes Andy Hardy de Martin Arnold y con L’origine du XXIème siècle de Godard. Cierto, no son lo mismo, pero tienen en común la reapropiación de imágenes de archivo (¿que significará exactamente esa expresión?) para crear un nuevo discurso. Lo nuevo a partir de lo viejo y, en cierto modo, una nueva forma de exponer el archivo y revitalizarlo, evitar que, como los libros en el cortometraje de Resnais, se pudra entre rejas en un sótano que casi nadie recorre.
L’origine du XXIème siècle propone un recorrido hacia atrás por el siglo XX (intertítulos de 1990, 1975, 1960, 1945, 1930, 1900) a través de imágenes documentales (o directamente del mundo histórico) y de ficciones cinematográficas como The shining de Kubrick o Los olvidados de Buñuel, por citar algunas. La pregunta se me planteó al ver imágenes de las trincheras de la primera guerra mundial: ¿qué estatuto tiene una imagen de reconstrucción histórica? ¿Qué peligros y beneficios conlleva la ilustración de hechos históricos con imágenes del cine?
Otro ejemplo se propuso en clase días más tarde: las imágenes de Octubre de Eisenstein filmado en 1928 se han utilizado (se utilizan) para rellenar un vacío, el de las imágenes documentales de la revolución soviética en 1917, más de diez años antes. La propagación de la fusión/confusión es sencilla. Un ejemplo hipotético: un media audiovisual tiene que ilustrar una noticia en relación al proceso revolucionario de 1917, consulta el archivo y las imágenes más atractivas son las del film de Eisenstein. En la siguiente noticia o reportaje se vuelve a utilizar la misma fuente e, incluso, los otros media repican las imágenes del primero. Al final, la imagen asociada a las revoluciones de 1917 son las de Octubre de Eisenstein, que es una reconstrucción.
No es mi tarea juzgar si el fenómeno es bueno o es malo sino el tratar de iluminar las consecuencias y proponer una correcta utilización de las imágenes de archivo. El cómo interrogar las imágenes resulta todavía más complicado en tanto que nos encontramos en el terreno pantanoso de la diferenciación entre imágenes documentales y de ficción, así como la de imágenes cinematográficas y las que tienen otro estatuto.
¿Cómo deberíamos exponer las imágenes producidas en el siglo del cine? No es lo mismo una filmación científica que una ficción cinematográfica pero, ¿pueden ser expuestas juntas? ¿Pueden dialogar? ¿Y las cámaras de video vigilancia? ¿Y las imágenes de síntesis? Nos movemos pues en un espacio de confusión entre realidad y ficción y en un tiempo, el origen del cual, es el de la tele-visión (etimológicamente hablando). Y la cuestión que se plantea es como sacar a la luz (aquí hacer salir la luz) tanta imagen de diferente estatuto que el siglo XX ha vomitado pero no ha aprendido a mirar y a leer.

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